Sam es un gato tranquilo e independiente pero juguetón. Aunque al principio creíamos que era mayor por el estado de sus dientes, ha resultado ser más activo que un yayete, por lo que suponemos rondará los ocho años. Aunque, como buen gato, duerme casi todo el día, aún tiene ganas de jugar un par de veces al día y lo hace saber con sus correteos.
Sam llegó con la cola rota, por lo que lo tuvimos que operar. También aprovechamos para arreglarle los dientes y ahora está más guapo y sano que nunca. Aunque se ha recuperado muy bien de la operación, a veces aún se queja de la cola y refunfuña. Sam busca una familia definitiva que lo quiera y lo cuide como se merece y juegue con él algún ratito.
Su adopción solo cuesta el cambio de nombre del chip, unos 35 euros.